martes, 4 de noviembre de 2014

MI PROPIO FUNDIDO A NEGRO

            Sin poder respirar un segundo. Sin poder hablar. Sin dejar de temblar. Se desvanece todo en un oscuro fundido a negro. Un negro que ahoga, que acongoja, que termina y da paso al final de todo. El final de la historia. No habrá créditos después. Solamente acaba. No preguntéis por qué. No habrá secuela. Ni saga ni “precuela”. Nada. Sólo negro.
            El discurso terminó, y apenas ha terminado la película. Quieres soñar con una segunda parte, pero el director murió, el guionista se perdió en sus palabras sin encontrar su propio entendimiento. El claquetista quemó su claqueta para darse calor. Aunque no hay suficiente madera. A la cámara no le queda película. Al travelling se le acabaron los raíles. Las lentes están empañadas por tus lágrimas. No pretendas ver más allá, porque solo hay vaho.

            No habrá más romances reconciliados. No habrá más comedias de terror. No habrá más suspense con payasos. No quedarán bandas sonoras originales que cuenten su historia. Ni violines que susciten al lloro ni trompetas que hagan reír. No habrá flautines que den calma. No habrá focos que iluminen tu cara, sonriente al viento de un enorme ventilador. No habrá vatios de alimentación ni rollos de película. No habrá un cámara que enfoque a tus ojos. Ni director que los escrute. No habrá montaje secuencial, ni historias en paralelo. No volverás a verme entre los bastidores, ni en el espejo del camerino sin bombillas. No volveremos a nuestra bahía, ni los peces acariciarán los cordones de nuestros zapatos. Y todo porque no te soporto. Todo porque la película que rodamos juntos ardió en el fuego de la casa que se quemó y que habíamos construido. No volverás a verme nunca más en plano secuencia. No volverás a cruzar tus ojos con los míos en el primer plano que tanto nos gustaba, o por lo menos a mí. No volverás a leer un guión en el que seamos nosotros, porque las películas que no están basadas en hechos reales no me gustan. Ha llegado el momento de dar con mi propio fundido a negro.

INSUFICIENTE CADENCIA

   No importa dónde esté... No importa el plano en el que me captures. No me importa si me mides en milímetros o en distancia focal. No me importa si por las noches me ves a 15 fotogramas por segundo y por el día a 24. No te importa la cadencia a la que funciona mi corazón, ni si busco tu mirada en mi más cercano primer plano. Al fin y al cabo, soy sólo otro punto de vista... Un punto de vista que ni es el tuyo ni yo entiendo. No te culpo. Sólo sé que funciono. Sólo sé que registro momentos, y quedan grabados en mi interior. Momentos que en cualquier momento podría sobreexponer y regrabar para olvidarlos. Simplemente, paso. No voy a renunciar a mi forma de ser, a mi esencia. No voy a renunciar a la sensibilidad de mi película. Ni a mi cálida temperatura de color, que algún día dará calor a alguna historia afortunada.
   Soñamos nuestra propia historia genial. Por eso hacemos todo lo posible por hacerla realidad. Pero nunca nos da el encuadre para tanto. Los fotogramas no corren lo suficientemente rápido, y las panorámicas son siempre tan cortas. Nos servimos de elementos humanos para expresar lo que no comprendemos.
   Yo hace tiempo que dejé de comprender, y me dediqué sólo a expresar. Aún con todo, los fotogramas seguían siendo insuficientes, y las panorámicas no eran largas. Por eso, mi película aún no está terminada.


martes, 13 de mayo de 2014

DIANA

Eran esos momentos. Precisamente esos momentos. Momentos en los que era capaz de hacer resucitar mi corazón, de lograr que se me erizara el pelo... y acto seguido, en apenas medio segundo después, devolverme a mi lugar de origen... el fondo del océano. Húmedo. Oscuro. Pero ahora no es mi momento. Ni de enamorarme ni de odiar. Aunque, de todas formas, tengo tendencia a ambos. Le toca mover ficha. Hay tantas cosas... Un arco, cinco flechas, un hornillo de camping y una botella de cerveza vacía... Cosas sin significado que ahora queman en mi cabeza. Un pequeño "Fiat". Un disco de Franz Ferdinand y "Always on my Mind" en la radio. Muchos nombres. "Molly", "Campingaz", "Rammstein"... Nada será de la misma forma. Tomo mi arco. Lo desenfundo y tenso la goma. Siempre lo cojo con la izquierda. Con la mano derecha agarro mis flechillas azules y blancas. Compruebo la punta y tenso. Calculo el paralelaje. La perspectiva y el viento me traicionan. Cierro un ojo, aunque es innecesario. Mis dedos dejan de dar tensión. La cuerda raspa sus puntas. Y fluye. Escucho el silbido de la goma muy cerca de mi cara. La flecha hace un extraño ademán. Las fibras de carbono se deforman. Después, por arte de magia, se endereza hasta su destino. Las plumas hacen que no cambie de rumbo. Una vez que disparas, no hay vuelta atrás. Un chasquido y diana.
FOTO DE © Marina López 2014

viernes, 25 de abril de 2014

PERDIDO

   No puede haber una fotografía. Los vídeos siguen ocultos. Como mi corazón, oscuro y perdido. Un día realizas una llamada telefónica. Siete días después nada vuelve a ser lo mismo. Fuiste exageradamente feliz, pero sentiste demasiadas cosas. Y el corazón tiene apenas unas venas para canalizarlo todo. Así que no puede con ello. Y sigue dando vueltas por la cabeza.
   Sigo sin ser capaz de procesar. Nada saldrá de aquí. Lo guardaré todo en mi sótano húmedo y oscuro. Cerraré la puerta y, esta vez, tiraré la llave. Lejos de mí, con la esperanza de que un día alguien la encuentre y pueda abrirla. Sin miedos. Sin temores.
   Una enorme jarra de cerveza, chorreando espuma. Que refesca en el momento, se saborea después, y se abandona a la hora de pagar. Y queda sola, encima de la barra, como si no hubiera pasado nada. Sólo que ahora la cerveza está vacía.
   Nunca aprenderé, que no se puede ir por la vida tomando cervezas. Nunca habrán de beber de la mía.

       

lunes, 14 de abril de 2014

CUANDO NO SABES QUÉ HACER

   Un día te levantas y tu almohada está en tus pies. Tu cabeza está en el suelo. Tu vida, patas arriba. Cuando no sé qué hacer, no sé ni hacia dónde huir. Ni qué hacer. Ni qué sentir. O sentirlo todo.
   Ahora estoy patas arriba. No sé ni quién soy, ni en dónde estoy ni hacia dónde voy. Busco apoyo, pero cada persona me dice que sienta una cosa diferente. Y mi cabeza dice basta. Mientras mi corazón sigue latiendo, inevitablemente, dispuesto a latir por más de una persona. Y de dos. Y de tres... Yo tan sólo quiero que se pare. Y que deje de latir a favor de unos o de otros, y que lata tan sólo por y para mí. Pero no puedo.
   Cuando no sé qué hacer, me refugio en mi propia soledad e introversión. Lo excuso como "mis momentos de poner mi cabeza en orden". Y simplemente digo: "Necesito estar solo". Pero no sé si es solo como quiero estar. O si necesito que alguien venga por la espalda, me abrace fuertemente, sin escapatoria alguna, sin soltarme... y decirme asquerosa y desgarradoramente suave: "Te quiero".
   Y así, luego podría pensar: "Pobre infeliz". Porque los "Te quiero" ya no los digiero. Ni los soporto. Ni los busco ni los deseo, aunque los necesite. Porque prefiero martirizarme y aprender a palos, como he hecho absolutamente durante toda mi vida. La vida no me es emocionante si no la dedico al masoquismo. No aprendo de ella si no recibo buena paliza a cambio. Y aún así... me cuesta.
   Cuando no sé qué hacer, me quedo paralizado, atascado. Me dicen: "Hola". Y no respondo. Y si lo hago, es con un vago movimiento de barbilla. Cuando no sé qué hacer, dejo de ser yo. Paso de hombre a piedra. Mi creatividad se ralentiza. Mi mente se anula. Y mis sentimientos explotan. Cuando no sé qué hacer, ni siquiera soy capaz de dar una estructura a un texto para que mantenga cierta coherencia. Palabras inconexas de pensamientos aún menos conexos.
   Sólo quiero salir corriendo. Y gritar a la nada. Mi historia es interminable... hasta que llega la nada. Y lo devasta todo. Pero es precisamente lo que busco. Que no quede nada. Poder ir, mirar a los ojos fijamente y poder decir: "Nada". Mas, en el momento de decirlo, no veo unos ojos, sino un cristalino transparente. Que me atrapa y me impide huir. Y quedo prendado de esos ojos. De esos ojos marrones. De esos ojos claros. De esos ojos azulesverdesgrisesopacoscasioscuros que mi daltonismo es incapaz de diferenciar. Esos cabellos morenoscastañosrubiosteñidosinteñir que los ocultan bajosobretras un flequillo cortolargodespeinado.
   Cuando no sé qué hacer. No sé en qué pensar. Ni qué sentir. Ni por quién sentir. Ya no sé si es "la" cuando "le" o si es "sólo" que quiero estar "solo". Definitivamente, nada es lo mismo. Mis creaciones no van a ninguna parte. Aquello en lo que me creía productivo es volátil e inútil. Lo que se me daba bien no es más que una nueva extensión de mi torpeza. Vuelve el abismo. Creía que no caería tan al fondo...
   Y sigo cayendo...
                      Y cayendo...
                             Y cayendo...
                               Y cayendo...
                                 Cada vez más vertical...
                                 Y más...
                                  Y más...
                                  Hasta que...
   Ni siquiera sé hasta cuándo podré aguantar. No sé cuándo empezaré a tomar decisiones de una maldita vez. Y huir. No sentir nada. Por nada ni por nadie. Y empezar a sentir por y para mí. Yo ya no puedo dar el paso por mí mismo. Porque tengo miedo. Y no sé salir de aquí. Y estoy en un bucle del que no puedo salir... Porque estoy atrapado. Porque lo quiero todo a la vez, y sufro al saber que todo es incompatible. Y me doy cuenta de que no soy feliz teniéndolo todo, así que sólo me conformaré con tener lo mejor. Un buen pensamiento para el final de un mal escrito.

Buenas noches, y buena suerte.

miércoles, 5 de marzo de 2014

COSAS QUE NO ESPERAS QUE PASEN PERO PASAN

   Hay cosas que crees que nunca te pasarían, hasta el momento en el que dices "¡Mira tú por dónde!". Llegas a un momento inesperado en el que casi no te has dado cuenta cómo han cambiado las cosas. A mí me suele pasar a menudo. Detalles que puedo estar ignorando durante todo un año, de pronto descubro que ya forma parte de mi vida, y todo por no querer antes, o ignorar lo que pasa por delante de mis ojos.
   Sabes que podrías haber empleado el tiempo mucho antes en disfrutar, en prestar atención a esos detalles. Pero, como se suele decir, más vale tarde que nunca.
   No desperdicies las nuevas oportunidades que se tropiezan contigo, que muchas veces pasaron ante tus ojos con luces de neón y que ignoraste por no querer ver. Buena suerte en tu mundo nuevo de posibilidades nuevas; bienvenido a tu propia experiencia.
                         
        


sábado, 1 de marzo de 2014

CUANDO NO ME GUSTA LO QUE VEO

   En mi recuerdo aún conservo imágenes. Imágenes que a veces dan paso a otras, que se borran para hacer hueco a las que llegan nuevas y otras que son imborrables. Cuando pretendo olvidar aquellas que me duelen y no lo consigo, procuro olvidar que tengo que recordarlas. A veces lo consigo y a veces no. La única ventaja que tengo es que a estas alturas de la vida no me tengo que traumatizar por nada. Procuro aprender de cada nueva experiencia, vivir las que vienen nuevas sin tener que olvidar las que me desalentaron en el pasado.
   Cuando no me gusta lo que veo, procuro no darlo mayor importancia. Si es una nueva experiencia que me ofrecen, oprimo el obturador de mi cámara y lo añado a la enorme colección de mi vida. Dadme las escenas, que yo ya me monto la película. Si me acuerdo...

miércoles, 26 de febrero de 2014

ERRORES

   Todos la liamos de una forma curiosa con más frecuencia de la que nos gustaría. Sin embargo hay quien conserva la capacidad de asumirlo y, ya no digo conseguir, sino intentar redireccionar su actitud. Lo único frustrante es cuando alguien está bastante acostumbrado a errar y a no reconocerlo cuando el daño ya está hecho.
   Y por si no fuera poco, cuando otra persona erra en su perjuicio, es como si se produjera una hecatombe que le será recriminada hasta que pase el suficiente tiempo como para considerar el mal perdonado.
   Yo no soy excepción. Cometo errores, uno tras otro. Pero, por lo menos, considero que poseo las suficientes competencias como para poder retractarme a tiempo, asumiendo que cualquier acto no me exime de culpa. Estas líneas son el resultado de acontecimientos que ya me son demasiado reiterados y la respuesta de haber tenido que soportar historietas de peculiar motivación que han hecho que me aburra de la gente.
   Ahora me categorizo con el adjetivo de "borde". Pero, si soy borde, es porque la gente ya ha sido borde antes que yo, solo que no se dan cuenta hasta que lo soy yo con ellos. Y no les gusta. ¡Qué cosas pasan! Es en ese momento en el que, al ver la paja en el ojo ajeno, no tienen inconveniente en criticar, aún cuando no soy más que el reflejo de ellos mismos. Un reflejo demasiado cansado y aburrido de la bipolaridad de las personas. Como dije hace no demasiado: no puedo decir que "la gente es muy ignorante" sino que "la gente carece de ciertas competencias culturales".
   Quien sea capaz de comprender la contextualización de este escrito y entresacar el verdadero sentido sin atenerse a interpretaciones ambiguas, puede aportar posibles críticas y soluciones al problema planteado. Quien no sea capaz de aportar nada productivo, por favor, abstenerse.
                                 

lunes, 24 de febrero de 2014

VICIOS

   Todos tenemos nuestros vicios. Algunos son sanos a veces hasta interesantes. Otros desearíamos no tener bien porque consumen nuestro tiempo, nuestro cuerpo o nuestro dinero. A veces actuamos sin pensar. Y, a pesar de que sabemos que algo es incorrecto, inadecuado o inoportuno, repetimos esa acción una y otra vez. Cuando los vicios se convierten en adicciones pasa a ser necesidades en lugar de caprichos.
  Después es cuando intentamos convencernos de que no dependemos de nada. Grandes mentirosos... Todos dependemos de todo. Gente que no sabe vivir sin tabaco, sin televisión sin Internet... Y, a pesar de que muchas veces nos encontramos con situaciones que no nos gusta presenciar, volvemos a arriesgarnos para continuar siguiendo la corriente de nuestros vicios.
   Un día de estos, nos vamos a llevar un susto y, sólo cuando ya no hay nada que hacer, despertaremos de nuestro sueño.
         

lunes, 17 de febrero de 2014

COMO POCO, CAFÉ

   Este es mi café de la tarde. Como se entere el camarero de que no tengo con qué pagar me mata. La salida está demasiado lejos. Y él demasiado cerca... El aroma del café sigue en mi boca. Jugueteo nervioso con el papelote del azucarillo. ¡Hecho a correr! No, mejor no... Finjo que miro la hora un par de veces. Tanta gente a mi alrededor y soy incapaz de pasar desapercibido. Miro a mi izquierda. Los de segundo curso que hablan en la mesa. Miro a mi derecha, el técnico de los cachivaches que a veces nos deja la uni. Pero el camarero... Dando vueltas a mi alrededor. Quedan cinco minutos de clase. Tengo que irme. Que sea lo que Dios quiera...

miércoles, 12 de febrero de 2014

ENTRE EL FUEGO DE METRALLA

   Un día nos viene la inspiración y, sin casi darnos cuenta, nuestra vida la empezamos a vivir en fotogramas por segundo. Un beso se nos proyecta a cámara lenta. Cuando estamos al lado de esa persona que tanto nos gusta no nos damos cuenta de que el rollo de película ya ha terminado. A nuestros amigos son primeros planos, nuestros enemigos apenas uno general rapidito, mas a nuestros amores les queremos en un primerísimo primer plano o incluso, dependiendo del contexto, en muchos y lentos planos detalle. Cuando tenemos miedo y nuestra vida se tambalea, tratamos de compensarlo con un bonito aberrante, tal vez en blanco y negro cuando estamos tristes. Los recuerdos más cálidos siempre fueron en sepia, y las clases siempre quisimos que fueran a ochocientos fotogramas por segundo... pero luego nos dábamos cuenta de que no subían de veinticuatro. Recuerdo aquellos campamentos en "Steady". Recuerdo aquellos "travelling" a lo largo de los pasillos de la universidad. Aquellos besos en "slow motion". Aquellos guiones demasiado largos que siempre tenían finales alternativos...

   Y un día... ¡puff! No te das ni cuenta de que no puedes salir de ese mundo. Que la ciudad me da el escenario. Que el sol es suficiente para la iluminación. Que el viento me da la banda sonora de fondo. Y que la cámara me aporta el punto de vista... Y que yo... sólo le doy a grabar.
   Y grabo, y recuerdo, y nunca dejo nada. Cada imagen quema mi retina, una vez tras otra. Algunas veces a veinticuatro fotogramas por segundo. A dieciocho cuando estoy cansado. Lo más dramático lo recuerdo en formato académico y lo que quiero olvidar, me basta con un PAL estándar. Todo queda en mi cabeza. Un rollo de película que, probablemente, no se proyecte nunca... Porque hay planos que me guardo para mí. Sólo lo que muestro es una ínfima parte de la belleza que hay en todo mi celuloide.

martes, 11 de febrero de 2014

HAN PASADO MUCHAS COSAS

   Desde la última vez que escribí, han pasado muchas cosas. Demasiadas. Unas buenas, otras no tanto. Las personas que iniciaron mi blog, han cambiado también, tanto o más que yo. Ahora escribo para reintentar rescatar lo que fue en su momento y que ahora no es. La persona a la que le dediqué sus dieciocho ya no existe. No fue bien. Tranquilos; nadie ha muerto. Simplemente la vida es complicada.
   Desde la última vez que escribí, ya no vivo en la misma ciudad. Adiós, hogar. De nuevo te abandono para emprender una etapa más de mi vida. Esta vez en aquello que llaman "Universidad" y que vuelven a arrancar de mis ojos el arte que son capaces de imaginar.
   Desde la última vez que escribí, he madurado mucho. Demasiado. Incluso cuando creía que no podía madurar más. Pero, al fin y al cabo, la vida te sigue dando los guantazos que un día juraste devolver, y que no pudiste porque, simplemente, te consideras una buena persona, sea verdad, o no. Y aquí estoy. Sufriendo por personas que hacía tiempo que debí olvidar y expulsar de mi vida, porque no se la merecen. En fin... Como siempre digo... Deja que fluya, poco a poco.
   Desde la última vez que escribí, ya no soy lo que fui. He cambiado la "B" por la "V". Lo estático por el movimiento. Y eso me ha permitido conocer gente. Gente que ayuda, pero también indiferente. No obstante, gente genial que ni me imaginé, y que poco a poco, van cultivando mi experiencia como VideoBlogger. Viajes, risas, anécdotas, sentimientos, experiencias. Nunca rechazaré nada si, para bien o para mal, enriquecen de algún modo lo que soy ahora.
   Desde la última vez que escribí, sí, lo reconozco, no puedo decir que haya mejorado como persona. Soy más rudo con la gente, intolerante con los que me perjudican, precavido con los que me quieren, si los hubiere. Lo lamento. Es el momento de que descanse. Para todo hay un proceso. Te hieren, te recuperas, te vuelven a herir, y te tienes que recuperar de nuevo. Con todas sus consecuencias.
   Desde la última vez que escribí, pido perdón a todos aquellos que me quieren, o que quieren quererme, por no poder ser más transparente, más cálido. Ahora me toca ser egoísta. Ya he dado demasiado. Aunque no es eso lo que me importa. Me considero generoso. Me gusta dar y compartir, sobre todo experiencias. Lo que me resulta insultante es que, para la gente, lo hago en vano. Y dar todo lo mejor de tí en vano es realmente frustrante. Es por ello que no volveré a dar nada hasta que considere que se me haya devuelto todo lo que me han "arrebatado", entre otras cosas, el corazón.
   Hasta entonces... Buenas noches, y buena suerte.